La vida es para vivirse sin manual. Lo espontaneo, lo no previsto, lo auténtico es la esencia de la vida. Cuando crecemos perdemos la naturalidad (que también llamo libertad), esa que nos permite sonreir, abrazar, robar besos, gritar al viento, mojarnos en la tormenta, maravillarnos de nosotros mismos. Dejamos de actuar libres, de hacer lo que "nos nace".
Nos volvemos intérpretes de personajes y estereotipos prefabricados.
Apropiado, no apropiado, etc. son condiciones, límites, corrales, contenedores, supresores.
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