domingo, 4 de abril de 2021

“Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila.”

Las promesas son compromisos. Nada habla tanto de una persona como sus promesas, si las cumple o no; de su decir y hacer, de su conciencia del otro, de su sentido del respeto por el otro. Pero, cuando esa persona además es un político, el efecto se magnifica, porque la promesa no es para una persona, sino para una comunidad entera; el compromiso entonces es mayor, es un compromiso público. 

Si los políticos no cumplen sus promesas entonces mienten. Quienes así lo hicieron posiblemente prometieron sin saber si podrían realizarlo, o peor, sabiendo que no, pero fue su decisión. Significa que eligieron mentir, y que subestimaron a los ciudadanos, que se aprovecharon de su necesidad y su confianza, y que lo que les interesaba era engañar para conseguir un puesto.

 

Las campañas políticas son una competencia, no para revelar quién es el mejor candidato; el que le podría servir mejor a la sociedad, sino, una competencia de astucia, en donde el que logra engañar mejor es el que se lleva los votos. Fallar a la confianza de los ciudadanos no es algo que les preocupe, porque después de las elecciones ya no tiene importancia. 


Si los políticos son capaces de mentir en campaña sin ningún tipo de límite, eso significa que están llegando a los cargos públicos los especialistas en mentir. Y peor, personas a las que lo que menos les importa es la vida de los ciudadanos. 


La carrera política en nuestro sistema no es de habilidades políticas, sino de persuasión. 

martes, 13 de marzo de 2018

Escribir es hacer gala de ser humano

El que escribe pensó sobre qué escribir y desde qué punto de vista...  hizo un análisis sobre lo que en realidad pensaba, buscó comprender íntegramente el problema para tener algo que pudiera ser considerado valioso y útil de decir. Lo que escribió no es simplemente ocurrencia (aunque a veces pudiera parecerlo) o, producto superficial de la casualidad, sino que resultó de un ejercicio voluntario de razonamiento, aquella facultad que nos distingue como seres humanos.

Escribir es por tanto, una muestra del refinamiento de la razón, los escritos son producto de lo mejor de una mente particular, son "el zumo" de aquella inteligencia, cosa implícitamente cercana a quién es en realidad. 

Por lo tanto, si alguien escribe está procesando- refinando la propia experiencia y, además, está compartiendo el resultado de su propia constante transformación intelectual.

sábado, 2 de abril de 2016

Vivir sin manual

La vida es para vivirse sin manual. Lo espontaneo, lo no previsto, lo auténtico es la esencia de la vida. Cuando crecemos perdemos la naturalidad (que también llamo libertad), esa que nos permite sonreir, abrazar, robar besos, gritar al viento, mojarnos en la tormenta, maravillarnos de nosotros mismos.

Dejamos de actuar libres, de hacer lo que "nos nace".

Nos volvemos intérpretes de personajes y estereotipos prefabricados.


Apropiado, no apropiado, etc. son condiciones, límites, corrales, contenedores, supresores.

La vida no tiene instrucciones, la vida es un infinito impredecible, abierto, vasto, salvaje.

Escribir es vomitarse

Escribir no es sencillo, principalmente porque uno se enfrenta a sus propios demonios (y a sus fantasmas y sirenas), esto le sucede a la mayoría de los escritores.

Cuando escribes te vuelcas al papel (y a veces te revuelcas), no solamente te dejas ver, sino que, te vez... tu ser adquiere dimensiones nuevas.

Escribir es un ejercicio de autorevelación, de conciencia, es ir desmenuzándose palabra por palabra, entregarse, exponerse, compartirse.

Es un acto valiente porque se asumen riesgos; críticas (justas o injustas, terribles o leves), se acepta sentir lo que se deba como consecuencia. Escribir conlleva el estar dispuesto a vivir y ser testigo escudriñador de todo lo que se puede sentir (sin huir).

Es rebeldía porque se levanta la voz y se expresa, dejando de ser solo un cuerpo más que ocupa espacio y guarda un infinito.

Escribir es vomitarse, soltarse, abrirse.